Esto de la maternidad…cómo es la jodía…
¿Qué dirías tú si te preguntaran por ella?
Que hay ratos o días en los que me arrepiento de haber sido madre. Así, tal cual. Y, justo a la vez, tener a Luca conmigo y en mi cada rato o día es lo mejor que me ha pasado. La decisión mejor tomada. Lo mejor que he hecho en mi vida.
Si alguien me hubiera explicado… Si alguien me hubiera contado… Si alguien me hubiera hablado de la dureza, del sentimiento de soledad…
Lo habría hecho igual. Exactamente igual.
Exactamente igual.
Pero no se explica. No se cuenta. No se habla de la dureza. No se habla en profundidad de la maternidad. Es, cada vez menos, pero todavía mucho, un tema tabú.
Las mujeres somos juzgadas, aún hoy, por nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestros actos.
¿Cómo se van a atrever las mujeres a compartir y expresar que en algún momento se han arrepentido de ser madres?
Podemos arrepentirnos de habernos casado. Divorciado. Podemos arrepentirnos de haber hecho un viaje o de no haberlo hecho. De haber tomado cualquier decisión profesional.
¿Pero arrepentirnos de haber sido madres?
Eso no está permitido. Y menos a una madre.
Un padre es otra cosa.
Los hombres todavía están libres de pecado en algunos contextos.
Es que una madre es una madre.
Y con esa presión andamos y criamos. Con ese miedo a decir abiertamente que no te esperabas este cansancio, esta falta de tiempo para ti, este ocuparte constantemente de otra persona. Esta renuncia profesional y personal. Esta soledad.
Aunque descanses. Aunque duermas. Aunque te bebas una botella de vino delante del fuego. Aunque te des un paseo por el monte con la tierra húmeda.
A veces, no desaparece el ajetreo mental y emocional de la maternidad.
Y, menos mal, tampoco desaparece el amor.
Mamá, perdona.
Cariño, no hay nada que perdonar. Te quiero. ¿Lo sabes?
Mamá, te quiero.
