Dentro de esta intensidad, esta profundidad, esta sensibilidad del mundo de la maternidad y la crianza se encuentra…
La Magia.
42.
42 años tengo.
Y me pregunto -I wonder- si alguna vez en el resto de la vida que me queda por vivir…
Si en algún momento, bajo cualquier circunstancia, volveré a sentir esa mirada perpleja.
Esa admiración con tu boca abierta y tus ojos expectantes.
¿Volveré a sentir la Magia? ¿Mi Magia?
Que el mundo se pare. No necesito nada más para acabar este lunes 13 de julio.
Tu expresión de sorpresa. De expectación. De amor.
Ese TA CHÁN es todo mío.
Ese TA CHÁN cuando le doy la vuelta a la tortilla.
Y no lo cambio por nada.
Ni por la tortilla.
