Entre el teletrabajo, las lavadoras, clases online y tareas del colegio, solo deseo que podamos cada uno reflexionar sobre lo que nos está ocurriendo. Que nos acordemos de dónde veníamos y que intentemos hacer un cambio por pequeño que sea.
Cuando construimos un mundo en el que explotamos a personas que viven en países con menos desarrollo y muchísima más necesidad… Cuando ahora nos damos cuenta de que los respiradores y los tests que necesitamos se construyen masivamente y rápidamente (aunque no eficazmente) en China, igual es el momento de empezar a autoproducir. Ganaremos a nivel ecológico, y también nos saldrá más barato a la larga como estamos comprobando ahora.
Igual es momento de darnos cuenta de que tenemos el personal cualificado que se necesita. Tenemos las infraestructuras y los empresarios.
Igual es momentos de darnos cuenta de que sí que necesitamos gente formada, en todo tipo de sectores.
Igual es momento de apostar entre todos por la producción lo más local posible.
¿Y si la camiseta nos cuesta 30 euros en lugar de 5? Pues nos compraremos solo 1. La que necesitemos. Y no 4.
Porque este capitalismo vacío y sin escrúpulos no funciona. Porque el consumismo sin necesidad no funciona.
¿Y con esta nueva crisis económica en las empresas -empresarios, trabajadores y clientes- nos daremos cuenta de que nos necesitamos unos a otros? Empresarios y trabajadores. ¿Qué tal si dejamos ya de un lado esa visión negativa del empresario que heredamos de los años 80? ¿Qué tal si nos damos cuenta de que la mayoría de los empresarios hoy en día somos gente autónoma que contrata a otros, gente formada y con experiencia en su sector? Gente que trabaja en equipo con los trabajadores, que toma decisiones en conjunto con el equipo. ¿Y si nos damos cuenta de que la reciprocidad es necesaria? De que sin trabajadores implicados, con ideas de mejora, con ideas de cambio, tampoco podemos sostener estas nuevas pequeñas empresas.
¿Y si valoramos a nuestros clientes como merecen? Porque serán ellos los que nos sacarán de este lío. Porque ofreciéndoles el producto no es suficiente. Porque necesitamos adaptarnos a los cambios, a las circunstancias. Sin tirar la toalla a la primera de cambio. El producto cambiará según lo que suceda alrededor, pero tendrá que seguir siendo exigente.
El cambio socioeconómico debería tener lugar a partir de ahora. El despertar hacia otro sentido. El respeto obligatorio hacia la Naturaleza y el Medio Ambiente. Las formaciones políticas deberían de una vez apostar por estos cambios. Sin demora.
Y si hemos demostrado que podemos teletrabajar en muchos sectores, ¿no será momento de plantearnos el cambio en la conciliación familiar de una vez por todas? De que hay muchos puestos de trabajo que podrían realizarse desde casa cierto número de horas a la semana.
¿Y la educación? ¿Podemos ya abrir el debate sin miedo del Homeschooling (Educación en Casa) o del NonSchooling en este país? Legal en muchos países y todavía ilegal en este.
No sé los cambios hasta qué punto tendrán lugar. Seguro que son pocos y lentos.
Pero, al menos, podríamos plantearnos los cambios. Imaginarlos. Soñarlos. Proyectarlos. A lo mejor así sí puede suceder alguno.
Porque si nada cambia, ¿qué será de nosotros? ¿Y qué será de las próximas generaciones?
Hoy ha salido el sol. Y después de estar trabajando mañana, tarde y noche durante 7 días a la semana desde hace casi 4 semanas, estoy escribiendo al sol mientras Luca duerme. Igual mañana puedo hasta leer un rato. ¿Te imaginas? 😜
