Impecable.

Buscando la seguridad que habita en mi.

De eso -también- se trata esto de la maternidad.

Cuando eres una persona muy insegura en muchas circunstancias, de repente la vida te planta aquí. En medio de este revoltijo de emociones, de reflexiones, de hormonas y de opiniones externas.

Y, de repente, tienes que ir decidiendo hacia dónde tiras pero con una extraña seguridad que, igual de repente, acaba de aparecer.

Lejos de hacer nada de forma impecable o perfecta, solo continúo con mi pasión por la lectura y la educación añadiendo los matices de la crianza de un bebé que acaba de aparecer casi por arte de birlibirloque.

Hoy una persona que me conoce muy bien me ha comentado que mi blog se puede interpretar como una especie de ‘lección de crianza perfecta’. Y después de varias reuniones y alguna chocolatina runruneando el comentario en mi cabeza, me acabo de dar cuenta que hay personas que igual todavía no se han enterado de nada.

Que una persona tan insegura como yo escuche ese comentario es incluso de agradecer. Un piropazo en toda regla.

La mayoría de los días de mi vida han ido caminando entre profundas reflexiones, altibajos emocionales y una sensibilidad que me ha hecho hasta hace pocos años padecer más que disfrutar.

La maternidad te coge de los pies, te pone bocabajo y te sacude esperando que caigan las monedas de tus bolsillos. Y los piojos de tu cabeza.

Y cada una conseguimos ‘sobrevivir’ a esos primeros meses casi de la forma más digna posible.

Yo siempre he escrito. Diarios cuando era pequeña. Relatos en el instituto. Poemas el resto de mi vida. Y, de vez en cuando, reflexiones personales sobre educación. Solo han sido mis formas de expresión. De exteriorizar. De canalizar mis emociones a veces desbordantes.

¿Cómo no hacerlo en una etapa tan laberíntica como la maternidad?

Cuando eres una persona tan reflexiva es imposible no acabar escribiendo sobre la maternidad cuando esta aparece.

Y lo que escribo es algunas veces tan íntimo, tan personal y desde una perspectiva tan humilde que me sorprendo de que alguien pueda pensar lo contrario.

El movimiento libre, el BLW (sobre el que todavía no he escrito), la crianza respetuosa…son solo mis pequeños descubrimientos y aprendizajes que siento casi la obligación de contarlos. No para aleccionar, sino para compartir.

No. No llevo a rajatabla ninguna forma de crianza idílica. Porque soy una mujer muy intensa emocionalmente, insegura, con una mochila a la espalda que intento ir vaciando por el camino. Y que la cago continuamente.

Mis propias exigencias. Mi defecto máximo de sentir que hago bien las cosas me hace ser muy consciente de la forma en la que me relaciono con los demás, de la forma que interactúo con Luca. Que es muy lejos de un modelo perfecto de absolutamente nada. De hecho, ser así es agotador muchas veces.

Compartir lo que una va aprendiendo no es mostrar ningún modelo de perfección ni de impecabilidad, sino un acto de absoluta generosidad.

Gracias por el piropo.

De verdad.

2 comentarios sobre “Impecable.

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